Siempre tuve mis diferencias con el futbol infantil, soy un convencido que los chicos hasta los 10/12 años tienen que jugar, divertirse con pelotas, canchas y arcos proporcionales a sus edades y no con campeonatos competitivos, con tablas de posiciones y a veces con promedios que ellos no alcanzaran a entender . Mi pregunta es: ¿No habrá alguien, y cuando digo alguien pienso en padres, dirigentes, técnicos, preparadores físicos, etc., que piensen realmente en los chicos? Los hacemos jugar en verano en horarios con temperaturas que superan los 30º y practicar en invierno en las tardes/noches donde las temperaturas son muy bajas.
Alguna vez el futbol infantil fue una actividad espontánea y recreativa que supo reunir a un grupo de chicos en torno de una pelota de cuero y a veces hasta de trapo en cualquier potrero. Pero hoy la actividad esta lejos de ser eso.
Cada fin de semana, miles de chicos de entre 6 y 12 años corren detrás de una pelota con un único sueño: ser Messi. El futbol infantil se convirtió en una empresa donde el niño es una mercadería y la violencia de los adultos moneda corriente. El dato no sorprende, es que el 80% de las situaciones de violencia que se registran en el futbol infantil tienen que ver con los adultos.
Todo cambió desde que al niño se lo empezó a ver como un producto, cuando lo único que importa es ponerlo a correr alrededor de conitos para entrenarlos, tratando de imitar todo lo que hacen los grandes. Pero los chicos no son los únicos que van detrás del ideal de convertirse en jugadores profesionales y llegar a primera. Los entrenadores buscan lucirse tratando de inculcarles más tácticas que técnicas, y los padres quieren salvarse a toda costa gracias a las jugadas de sus hijos. Además, sienten que detrás del alambrado en la cancha, pueden depositar y descargar todas sus penurias. A veces, las presiones son tan grandes que los chicos llegan a jugar enfermos, con autorización de sus paredes.
Se dice que las comparaciones son odiosas, y lo pasado no siempre fue mejor, pero recuerdo como nos divertíamos jugando al futbol, si hacía calor en cuero y con gorra; y en invierno bien abrigados. Los equipos los armábamos con la pisadita, las pelotas y los arcos eran proporcionales a nuestras edades, y lo mejor era que no había árbitro ni hinchas, ni familiares, ni tabla de posiciones.
Que lindo sería que algún día podamos ver en todos los clubes, que el futbol infantil tiene técnicos y preparadores físicos preparados para manejar niños, médicos pediatras y hasta un psicólogo. Sí, leyó bien, un psicólogo para poder trabajar la no violencia para con los chicos, que entiendan que ganar no es lo más importante, que esto es un juego. Por que no incorporar el 3º tiempo como en el Rugby o Hockey, la idea es que compartan una meriende, se den la mano, se saluden sin importar el resultado del partido.
Creo que estamos a tiempo, ¿Por que no intentarlo?
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